Cuando el balance entre la vida personal y profesional implica decisiones drásticas
Max Schireson no podía pasar tiempo con su familia. Viajaba muchos días de la semana y sus jornadas de trabajo eran interminables. Era el CEO de la compañía de datos MongoDB. Hace unas semanas, presentaba su dimisión, porque necesitaba parar. Puede que sea el primero que lleva a cabo una medida así de drástica, aunque es el síntoma de un problema.
El balance entre la vida personal y profesional es una utopía para muchos emprendedores y directivos de pequeñas empresas cuyos frentes abiertos son infinitos. En el caso de Schireson, tenía entre manos una compañía de 4 años que ha recaudado más de 200 millones de dólares y ha multiplicado por 15 su equipo y por 30 sus ingresos.
Una vida sin familia
Esas cifras le obligaban, según reconoce él mismo en su blog, a volar hasta 500.000 kilómetros en un año. Vivir a caballo entre Palo Alto (California), donde reside, y Nueva York, lo que hacía que se perdiera una gran cantidad de momentos con su familia y con su entorno más cercano. “Desafortunadamente yo no puedo ser el líder [que necesita la empresa]“, explicaba.
Él reconoce que esa declaración le puede traer problemas en el futuro profesional, pues se puede estar cerrando puertas como CEO en otras compañías. Pero, él se muestra claro: “La vida son elecciones; en este momento elijo pasar más tiempo con mi familia y esto seguro de que puede seguir teniendo una vida laboral mientras lo hago”, explica.
El debate
Es cierto que la decisión del directivo no ha sido fácil, pero cuenta con algo que no todos los emprendedores tienen: una pareja con una consolidada carrera profesional y, por tanto, unos ingresos estables y altos. Este detalle allana mucho un paso tan complicado de dar.
Los condicionantes no siempre son los mismos en todos los casos. Pero el de este empresario norteamericano pone de nuevo sobre la mesa el exceso de trabajo y la dificultad para conciliar la vida laboral y familiar entre los emprendedores. El medio The Atlantic analiza el problema de depresión que tiene el sector de las empresas tecnológicas, con fundadores de startups que sufren jornadas interminables, soledad y un alto nivel de estrés.
Un emprendedor debe tener en el esfuerzo y el sacrificio su seña de identidad. Pero, como en todo, el exceso siempre acaba pagándose. En el caso del directivo de la startup norteamericana, frenar fue la solución.