Los valores de mercado que están alcanzando últimamente las jóvenes empresas de internet causan verdadero vértigo. La red social de contactos profesionales LinkedIn ha logrado doblar su valor en bolsa en apenas unas horas y el motor de búsqueda ruso Yandex vale ya 1.300 millones de dólares desde su estreno bursátil el pasado martes.
Otra compañía aquejada de esta “fiebre bursátil” es Zynga, que podría aterrizar a finales de mes en Wall Street con un valor de 10.000 millones de dólares. A algunos esta nueva locura “puntocom” comienza a recordarles sospechosamente a la que ya tuvo lugar hace once años. La historia parece repetirse, pero sólo parcialmente.
Las nuevas compañías “puntocom” han aprendido de los errores que cometieron sus predecesoras en el pasado. Las grandes empresas de la nueva era 2.0 están tomándose un tiempo antes de aterrizarse en bolsa y están apostando en su lugar por los mercados bursátiles secundarios y los inversores profesionales a la espera de que sus modelos de negocio “maduren”.
Este tipo de empresas cuentan con el respaldo de inversores profesionales, cuyo apoyo es mucho sólido tanto en términos financieros como emocionales que el pueden prestarles los pequeños inversores en los grandes mercados bursátiles, asegura Financial Times Deutschland.
Además, a diferencia de los que sucedió en 2000 con la primera gran burbuja “puntocom”, las compañías online nacidas al calor de nueva Web Social cuentan en su mayoría con modelos de negocio sólidos que les están reportando dinero. Facebook y Zynga, por ejemplo, son hoy por hoy empresas rentables.
El problema de la nueva burbuja “puntocom” que se avecina presumiblemente en el horizonte no son grandes compañías como Facebook o Zynga, sino empresas mucho más pequeñas e “inmaduras” desde el puto de vista financiero que se están aprovechando de la “locura 2.0” para conseguir valores astronómicos de mercado y atraer así capital de riesgo. Puede que haya una reedición de la burbuja “puntocom” del año 2000, pero la nueva no alcanzará las dimensiones gigantescas de la primera.
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